EMPÉDOCLES de Agrigento (ca. 483/482-430 antes de J. C.)
Fue considerado durante toda la Antigüedad como un taumaturgo y un profeta; parece haber recorrido las ciudades de la Magna Grecia como orador y mago, y el propio Diógenes Laercio dice que hay variedad de opiniones acerca de su muerte, siendo una de las más difundidas versiones la de que se suicidó arrojándose al cráter del Etna. Siguiendo la tradición de los jónicos, Empédocles desarrolló una explicación del universo, en la cual todo fenómeno natural es considerado como la mezcla de cuatro elementos o «principios» —agua, fuego, aire y tierra—, calificados con nombres divinos (Nestis, Zeus, Hera, Edoneo). Estos principios o elementos son eternos e indestructibles; son, como dice Aristóteles, «eternamente subsistentes y no engendrados». Todas las cosas nacen y perecen por unión y separación de los mismos, de tal suerte que la cualidad de cada objeto reside en la proporción en que cada uno de