ENTUSIASMO
En el «segundo discurso» de Sócrates en el Fedro, de Platón (Phaed., 249 E), se declara que el entusiasmo, ἐνθουσιασμός (literalmente = ‘en-diosamiento’), es una posesión divina. En el estado de entusiasmo el alma se encuentra en trance; se halla fuera de sí y tiene su sede en la propia divinidad. El poeta es un «entusiasta», pero lo es también el filósofo en la medida en que lo mueve el amor y lo inspira la visión de la sabiduría. En el Ion, Sócrates habla asimismo del entusiasmo en relación con la inspiración poética; los poetas forman «una cadena de inspirados» movida por el entusiasmo (Ion, 533 E). En otro lugar (Tim., 71E), Platón afirma que el entusiasmo está relacionado con la potencia adivinatoria, o mántica, μαντική.
El término ‘entusiasmo’ se usó a menudo después de Platón en relación con la inspiración y la «adivinación» (cfr. en Plotino, Enn., III, i, 3) una referencia a la