ÉTICA
El término ‘ética’ deriva de ἦθος que significa ‘costumbre’ y, por ello, se ha definido con frecuencia la ética como la doctrina de las costumbres, sobre todo en las direcciones empiristas. La distinción aristotélica entre las virtudes éticas, διανοητικαὶ ἀρεταί, indica que el término ‘ético’ es tomado primitivamente sólo en un sentido «adjetivo»: se trata de saber si una acción, una cualidad, una «virtud» o un modo de ser son o no «éticos». Las virtudes éticas son para Aristóteles aquellas que se desenvuelven en la práctica y que van encaminadas a la consecución de un fin, en tanto que las dianoéticas son las virtudes propiamente intelectuales. A las primeras pertenecen las virtudes que sirven para la realización del orden de la vida del Estado —la justicia, la amistad, el valor, etc.— y tienen su origen directo en las costumbres y en el hábito, por lo cual pueden llamarse virtudes de hábito o