HOMBRE
Lo que algunos filósofos han llamado «el problema del hombre» ha sido entendido a menudo como el problema de si «el hombre», «los hombres», «la especie humana», etc. tiene o no una «naturaleza», en el sentido de si tiene o no alguna propiedad que le pertenezca en exclusiva, que constituya su «esencia», y que, por tanto, permita distinguir en forma esencial y no sólo gradual entre el hombre y los demás animales, especialmente los llamados «animales superiores». Junto a este problema se ha planteado el del «puesto del hombre en el universo», así como el de la «misión» o «destino» del hombre, pero estos últimos problemas han estado a menudo subordinados al primero.
Puede contestarse al primer problema positiva o negativamente. La respuesta negativa ha adoptado cuando menos dos formas básicas. Una consiste en mantener que si hay diferencias entre el hombre y otros animales son diferencias de grado y no de «esencia». Esta respuesta ha sido