HOMBRE-MÁQUINA
La idea del «hombre-máquina», del «hombre como máquina», la comparación del hombre con una máquina, tiene una larga historia. En el pensamiento occidental puede remontarse a los griegos. Se cita al efecto a Empédocles, a Demócrito, a los epicúreos (especialmente a Lucrecio), a los llamados «médicos-filósofos», a la tradición hipocrática y galénica; en general, se consideran precursores de la idea del «hombre-máquina» a todos los que trataron de explicar las actividades mentales por elementos corporales y materiales, sean los átomos, los varios «elementos» o los «humores». No es siempre claro, en los autores y tendencias mencionados, que pensaban en términos de una «máquina». A veces ocurría así, si nos atenemos a operaciones efectuadas por palancas y bombas, frenos y amortiguadores, con procesos como los de inyectar, extraer, levantar presionar, etc. A veces se recurría a combinaciones y mezclas, especialmente de