ÁRBOL
El árbol de Porfirio es un ejemplo clásico del uso de la figura de un árbol para propósitos de distribución y clasificación. En este caso se trata de distribuir una clase en subclases, algunas de las cuales se distribuyen a su vez en otras subclases, y así sucesivamente.
La imagen misma del árbol no es tan importante como la configuración arbórea. El principio de ésta es la ramificación. Los tres siguientes son ejemplos de árboles:
Formalmente, un árbol es un conjunto de puntos a cada uno de los cuales se asigna, mediante una función, un número entero positivo, que es el nivel. Dados dos niveles, x, y, la relación xRy se lee ‘x es predecesor de y’ e ‘y es sucesor de x’. Hay un solo punto, de nivel 1, que es el origen del árbol. Todo otro punto, salvo 1, tiene un predecesor único. Un punto simple tiene un solo sucesor. Un punto terminal no tiene ningún sucesor, constituyendo la clausura o cierre de la rama. Un punto de