OBJETIVACIÓN
La noción de objetivación tiene un antecedente en Kant. Para éste, tanto las formas a priori de la intuición como, y sobre todo, los conceptos del entendimiento o categorías objetivan lo dado en el sentido de que hacen de lo dado un objeto de conocimiento. La objetivación es, pues, en último término, una actividad —o, si se quiere, el resultado de una actividad— trascendental. Fichte subrayó al extremo la actividad objetiva (y objetivante) del Yo. El Yo se pone a sí mismo en una actividad absoluta, pero «pone» los objetos mediante la actividad de la objetivación. En Hegel, la objetivación adquiere una importancia fundamental por cuanto es la forma de realización del Espíritu. Hegel usa el término Vergegenständlichung, que puede, y suele, traducirse por ‘objetivación’. Ello distingue la objetivación de la mera cosificación, Verdinglichung, esto es, la conversión o transformación de la «realidad» en «cosa». El Espíritu se