OMNE QUOD MOVETUR AB ALIO MOVETU
Todo lo que se mueve es movido por otra cosa. Este principio tiene su origen explícito en varios pasajes de Aristóteles, especialmente en uno de Phys. (VII, 1, 241 b), en donde se afirma que cuando algo se mueve es menester que algo lo mueva, pues si no tiene el principio del movimiento en sí mismo, es obvio que es movido por otra cosa que él: ἅπαν τὸ κινούμενον ὑπό τινος ἀνάγκη κινεῖσθαι· εἰ μὲν γὰρ ἐν ἑαυτῷ μὴ ἔχει τὴν ἀρχὴν τῆς κινήσεως, φανερὸν ὅτι ὑφ̓ἑτέρου κινεῖται.
Aparte la posible excepción de un primer motor, el cual, por lo demás, se supone inmóvil y capaz de mover sin ser movido, y sin tener en cuenta diferencias de sentido en expresiones como ‘mover’ y ‘ser movido’, muchos filósofos desde Aristóteles han adoptado el principio citado como