PNEUMA
El vocablo πνεῦμα (de πνέω = «soplar») significó «soplo», «aliento» y, más propiamente, «aire desplazado por la acción de soplar». Por extensión se le dieron otros varios significados: «fuerza vital», «aliento que anima los organismos (o la materia)», «espíritu», «actividad del espíritu», etc., pasándose a menudo de lo corpóreo (pero sutil) a lo impalpable. Lo que podemos llamar «el concepto de pneuma» desempeñó un papel importante desde los orígenes de la filosofía griega. Algunos presocráticos habían supuesto que hay una substancia (el aire) que rodea y penetra el universo entero. Según Anaxímenes (Diels, 13, B 2), el aire rodea el universo del mismo modo que el alma (que es aire) mantiene la cohesión del organismo humano (y del animal). Empédocles consideraba que la substancia que llena el universo, al modo de un alma, es un «pneuma» que, aunque se traduce a menudo por «espíritu», tiene aquí un sentido a la vez