BIOÉTICA
La bioética desde sus inicios ha evolucionado de forma tan quebrada y laberíntica que se hace difícil ofrecer un concepto claro de ella. Eso ha dado lugar a que sus límites sean tan borrosos y que cualquiera, desde ángulos bien distintos, pueda autotitularse bioético. Si esto es así, antes de entrar en su historia, conviene hacer alguna precisión, con el riesgo, sin duda, de no abarcar todo lo que la materia exige. Comencemos, en primer lugar, por su etimología. Bioética quiere decir ética de la vida. No es forzar mucho la etimología si añadimos que se trata de una valoración moral sobre las ciencias de la vida. Y ya aquí van a convivir, o malvivir, al menos dos tendencias, cada una de ellas con sus propios afluentes.
Por un lado, aquellos que sostienen que la bioética, como ética aplicada que es, debe evaluar los hechos empíricos. Hechos que se refieren a las ciencias de la vida y que han tenido, en los últimos tiempos, un desarrollo