COMPROMISO ONTOLÓGICO
Suele darse este nombre al resultado de la actitud según la cual se acepta que hay tales o cuales entidades. Puede uno comprometerse a aceptar que hay gatos, o que hay centauros, o que hay números primos, o todo ello a la vez. Filosóficamente, el compromiso ontológico —que puede llamarse también, y así se ha llamado a veces, «compromiso óntico»— es fundamental, porque pone de relieve qué géneros de entidades se aceptan como reales.
Se pueden aceptar tales o cuales entidades como entidades que hay sin decir nada acerca de otras entidades. Esto no quiere decir que se excluyan tales otras entidades, pero no quiere decir tampoco que se aceptan. Simplemente, no se dice de tales otras entidades, o supuestas tales, si las hay o no las hay. No forman parte del discurso. Pero tan pronto como forman parte del discurso se puede proceder a afirmar si se aceptan o no. Aceptar que las hay es comprometerse ontológicamente respecto a ellas.