DESEO
En el artículo Apetito nos hemos referido a la concepción clásica de ‘apetito’ como una de las potencias del alma. A veces se ha considerado que el concepto de «apetito» incluye el de «deseo»; a veces se ha juzgado que cada uno de estos conceptos es definible, o analizable, independientemente del otro.
La distinción entre apetito y deseo en la lengua griega aparece como una distinción entre ὄρεξις y ἐπιθυμία. Esta última voz fue usada, entre otros, por Platón y Aristóteles. Se ha traducido al latín a veces por libido, a veces por concupiscencia, y a veces por cupiditas. En Aristóteles el deseo es, como ya indicamos, una de las clases del apetito (De an., III 433 a 25). El deseo es necesariamente irracional; puede ser, y es con frecuencia, un acto deliberado (Eth. Nic., III 1113 a 11), esto es, tener como objeto algo que se halle en nuestro poder tras deliberación. En rigor, lo que se llama «elección» o «preferencia» es